Para el Día del Maestro, descubrimos cómo ayudar a un niño a resolver problemas en la escuela sin dañar la psique del niño.

En la mente de un niño de primaria, el maestro es la persona más importante y más importante del mundo. La autoestima de un pequeño estudiante depende de él: si el maestro está insatisfecho, el niño se considera sinceramente malo e incapaz de cualquier cosa, y si elogia, florece de un sentido de su propio éxito. ¿Qué hacer si la relación con el profesor no cuadra? Buscando soluciones.
Causas de los conflictos
En general, solo los adultos tienen la culpa: por un lado, los maestros, que a menudo no tienen la habilidad y el deseo suficientes para comprender la esencia del comportamiento del niño, y por el otro, los padres, que rara vez intentan para comprender las verdaderas fuentes de los problemas.
- Un niño con un pensamiento creativo pronunciado llega a un maestro duro y autoritario, creciendo en una atmósfera de emancipación y confianza. Un niño así está acostumbrado a expresar su opinión, le resulta difícil sentarse en un lugar y repetir frases aburridas memorizadas. Al mismo tiempo, el maestro ve en el alumno una f alta de respeto y educación y, en general, una amenaza a su autoridad.
- Un adolescente se reafirma en el equipo enfrentándose al profesor. Para algunos de los niños, esta es la forma más fácil de ganarse el respeto de los compañeros de clase. Especialmente, un conflicto de este tipo estalla con un maestro que no puede hacer frente a sus emociones, pierde los estribos fácilmente.
- El maestro presta especial atención a la pulcritud, la apariencia, el diseño de los cuadernos y diarios, y el niño aún no es capaz de cumplir con estos requisitos. Por regla general, tales conflictos ocurren con mayor frecuencia en la escuela primaria, pero de vez en cuando se "arrastran" en la escuela secundaria.
- Un niño se aburre en el aula por la baja cualificación del profesor o, por el contrario, por el alto nivel de preparación del niño. Tal niño comienza a comentar en voz alta, a criticar al maestro. Si este último no puede reaccionar emocionalmente correctamente, comienza una confrontación.
- Un cambio brusco en el comportamiento. Por ejemplo, un niño activo y alegre de repente se vuelve retraído y silencioso, mientras que un niño cariñoso comienza a ser terriblemente grosero.
- Reacciones inadecuadas a palabras y acciones habituales. El niño puede meter la cabeza entre los hombros en respuesta a una llamada, asustarse por una llamada telefónica o por un despertador, protegerse, como defendiéndose de golpes, cuando intenta tocarlo, etc.
- Pérdida de interés por los estudios, renuencia a ir a la escuela, negativa a hacer los deberes, al tiempo que baja la autoestima: "No soy bueno en matemáticas" o "No voy a ser programador".
- Cuando se le pregunta sobre alguna materia o el profesor cambia de cara, se vuelve grosero y agresivo, se niega a decir nada.
- Los registros de mala conducta en clase suelen estar a cargo del mismo maestro.
Síntomas preocupantes
La tensión con un maestro es una situación muy traumática, no solo en la escuela primaria, sino también en la secundaria e incluso en la preparatoria. Un niño que entra solo en un conflicto no puede soportar tal carga psicológica y puede “dar” cualquier reacción: desde pérdida de interés por aprender y rebelión contra todos los adultos hasta depresión prolongada, enfermedad e incluso intentos de suicidio. Por lo tanto, no se debe permitir que el conflicto vaya muy lejos.
Andrey, padre de Alexei, de 13 años:
Señales de problemas serios en la escuela:
causas de los conflictos
5 pasos para resolver problemas
La tarea principal de los padres no es solo salvar a su hijo o hija de los problemas, sino ayudarlos a ganar experiencia en la resolución civilizada de conflictos. Y los pasos que tome con su hijo determinarán su comportamiento en la edad adulta: en conversaciones con superiores, con vecinos inquietos, con su cónyuge.
Paso 1: Escuche al niño
No impida que su hijo exprese sus emociones. Primero diga que está al tanto: "Creo que usted y Maria Ivanovna están en conflicto", y luego defina claramente la tarea: "Quiero saber qué piensa sobre esto". Trate de contenerse y no retroceder: "¡No te atrevas a hablar así de un adulto!" o evaluar: "El maestro tiene razón, pero usted está equivocado". Si es difícil para un niño expresar sus sentimientos (lo que sucede a menudo con los estudiantes de primaria), intente ayudarlo con las palabras: "Crees que esto es injusto", "Estás ofendido", "Tienes miedo". Cuando el niño comprenda que esta conversación no se inició para acusarlo, será franco. Comprenderá que estás de su lado, que lo apoyas. Pero el otro extremo no es menos dañino: regañar a la maestra frente al niño: "¡Sí, ella misma no entiende nada!" Así, demuestras que en caso de conflicto, siempre puedes esconderte a espaldas de un adulto.
Paso 2: Iniciar una discusión
No es necesario imponer tu opinión y dar valoraciones. Su tarea es analizar la situación junto con el niño, para verla desde diferentes ángulos. Pregunte con calma: "¿Cuándo sentiste por primera vez que no le gustabas?" Presente versiones: "¿Tal vez ella está molesta por el hecho de que es difícil para usted estar en silencio por mucho tiempo?". Desarrolle un plan para seguir adelante.
Paso 3: habla con el profesor
Venga a la escuela solo después de discutir esto con su hijo. Si te pide que no anuncies tu visita, sigue su petición y ven después de clase. En una conversación con un maestro, las reglas son las mismas: debe tratar de permanecer neutral. No culpe, no justifique a su propio hijo, simplemente escuche el punto de vista del otro lado. Deje que el maestro hable sobre cómo se siente, cómo ve las causas del conflicto.
Paso 4: Ten una conversación a tres: tú, el maestro y el niño
Esto es bueno porque el conflicto no se silencia y las partes pueden expresar todo lo que piensan. Pero esto sucede después de que la parte más emocional haya sido lanzada antes, en una conversación contigo. En esta conversación, nuevamente, lo principal no debe ser la crítica ni las acusaciones mutuas, sino la búsqueda de una salida. Trabaje como mediador: recopile ofertas y elabore soluciones de compromiso.
Paso 5: Toma una decisión
Si los primeros tres pasos no han dado resultado y el conflicto estalla con la misma fuerza, entonces es hora de actuar. En el caso de que el maestro esté obviamente equivocado, no tenga miedo de comunicarse con la administración de la escuela, el departamento de educación. No lo olvides: ahora estás poniendo en su mente un algoritmo para resolver conflictos, debe ver que a veces actúas con decisión.
Si el conflicto ha ido demasiado lejos, consulte a un psicólogo infantil. Quizás la única salida a la situación sea cambiar de escuela y de profesor lo antes posible. Y en este caso, no tiene que esperar y persuadir al niño: "Bueno, tenga paciencia durante otro medio año hasta que termine el año escolar". Para un niño, especialmente un estudiante de primaria, este es un período de tiempo demasiado largo, lo que puede conducir a una neurosis o una aversión al aprendizaje durante muchos años.