A una mujer británica, Joan Mackie, que recientemente dio a luz, se le diagnosticó una alergia grave… a su propio hijo.

A una mujer británica, Joan Maki, que recientemente dio a luz, se le diagnosticó una enfermedad rara: una alergia grave… a su propio hijo. La probabilidad de tal enfermedad es de 1 en 50 mil.
Todo lo que Joan Mackie soñaba durante su difícil trabajo de parto era abrazar a su pequeño James contra su pecho.
Y sucedió este evento tan esperado. Pero muy pronto, una mujer de 28 años desarrolló un sarpullido incomprensible y muy doloroso en la piel. Debido a este dolor, incluso se olvidó temporalmente de su instinto maternal natural.
Todo comenzó con un ligero hormigueo en los dedos, y un día después casi todo el cuerpo estaba cubierto de ampollas. La pobre Joan envolvió sus manos y su cuerpo con ropa mojada para que no le doliera sostener al bebé. Pero cada día solo empeoraba. Al final, Robert Mackie, de 37 años, esposo de Joan y padre de James, tuvo que hacerse cargo del niño.
Mientras tanto, los médicos no estaban de acuerdo sobre el tema del diagnóstico. Para aclararlo, fue necesario un procedimiento de biopsia de piel, que mostró que la mujer tenía una enfermedad de la piel muy rara: el penfigoide del embarazo, que afecta a las madres jóvenes y a las que se convertirán en ellas. En otras palabras, se descubrió que Joan era alérgica… a su propio hijo.
El penfigoide del embarazo es una enfermedad rara caracterizada por la formación de vesículas subepidérmicas que ocurre durante el embarazo y el puerperio. La frecuencia de su aparición es de un caso en 50 mil, se desconocen las causas exactas. Se ha establecido que las ampollas y ampollas en el cuerpo aparecen durante la formación de anticuerpos que atacan las proteínas normales en el cuerpo de una mujer durante el embarazo.
El tratamiento incluye tomar baños de avena, además, en ningún caso se debe pasar calor, ya que esto solo empeora la condición. Los médicos también recetan varios medicamentos y cremas.
Joan Mackie ahora se siente bien. El único recordatorio de la enfermedad son pequeños puntos negros en el cuerpo. “Me di cuenta una vez más de que la oportunidad de abrazar a tu propio bebé es la alegría más grande del mundo”, dice la mujer.